martes, 15 de mayo de 2012

Entre Amantes Y Verdades




Voy a desnudarme frente a ti. Seré un libro abierto.
El resto del mundo se preguntará, 
si acaso aún no aprendo de todos mis desaciertos.
Pero ellos no saben y, yo tampoco.
Tanto viven o eso creen y las cosas nunca son lo que parecen.
No buscas miradas dentro de una vagina, ni alcanzas orgasmos sin antes abrazar.

De todas formas ¿Qué voy a hacer?  
He buscado tanto, que esto va mucho más allá de entender.
Lejos  de lo que pueda ofrecerte, aparece porque estarás dispuesto a volverte loco.
Destroza mi calma porque quieres parir espejismos  en mi lengua.
Creo que quieres quedarte aquí.
Dime si estoy equivocada. Si así es, dispárame. Hazlo otra vez y empieza de nuevo.
Mátame, porque eres vida y aún amarte sin tenerte, me pondría en pie.

Piensas, piensas, piensas. Piensas tú
Como las libélulas, esclavos de la libertad. Pienso yo. Tú y yo.
Una leyenda consumida. Tu existencia y todos mis intentos
Un ojo mirando sin estructuras, mirando al ausente. 
Imaginando una historia sin dedos.
Toda la contradicción metida en mi sangre.  
Somos la guerra entre amantes y verdades.

jueves, 9 de febrero de 2012

Abril (Carta para concurso "Cartas de Amor")


Marchita sobre meses robados, llegué hasta los caminos de las cuerdas de una guitarra que sonaba al son de una historia que arañaba fuerte mis venas y yo seguía mi curso por ellas ofreciéndole todo lo que guardaba en mi cajón…
Desde ese día, soñaba con tu querer de imaginación volátil. Vísteme de noche y de río, yo te pedí. Me concediste más que eso, una taza de café sobre tu mesa por la mañana y la espera con certeza de que no sería solo un amor de verano…
Todo marchaba bien, el jugueteo de tus manos llevándome al Edén cada vez que sobre tu cama me cantabas el amor a las ojeras formadas por las noches perdidas en ti y me condenabas cruelmente a pedirte en lo profundo de tu morena piel que no me enamoraras a morir…
No era solo un cuarto azul, de ropa tirada por ahí con los ladridos de un perro que solía dormir bajo todos esos libros. Era más, era nuestra guarida. Y la ventana llena de las cenizas de los cigarrillos que acompañaban nuestras horas, permanecía tapada entre cortinas escondiendo nuestras risas, ganas y miradas  del mundo de humo en tu patio enloquecido…
Pudiste haber inventado todo pero yo le creí a tus ojos marrones caídos. Todo sin dudas, ¡Todo! Sin comparación. Mi color verde, verde como la hierba. Mis manos heladas y sudorosas, mi voz temblorosa. Todo por ti. ¿Y cómo no? Si robaste toda mi razón, obra de arte, te paraste en la esquina adueñándote de la libertad de mi piel, pintándome a tu antojo, nombrándome con tus nombres, tocando mi cabello, respirando sobre mí…
Un beso, clavado con odio y rencor, muy adentro de los dos. Fue el último. No me lo pediste, no me viste, me fui, con las manos en el bolsillo, y solo una canción, cargada de maletas donde no cabía todo el amor, un cello, una foto, una camiseta, un avión, tres horas que marcaron el final…
Mi oxígeno se terminó, esto ya no es así, te perdí al dejar que me perdieran. Boté todo, apretando los labios para no llorar, rezando porque no se acabe, porque la tierra no tape nuestras promesas de calle. Somos luchadores de todas las luchas menos de las nuestras, la espalda le dimos.  Tantas preguntas, que no resolvimos con decir que no es justo, pero ¡NO LO ES! El mundo repleto de cosas, valiosas, inservibles, hermosas, raras, basura, cielos y mares… Pero yo solo preciso de mi música y de ti.
Tu mirada honda tras una computadora con las cartas escritas para no renunciar, solo quedaron en la bandeja de entrada de un mail que no abro nunca. Fotos a traición que me matan si las veo, fotos de abril con pasos buscados en lugares de piedras y agua. Estamos invitados a alimentar lo imposible, y ahogados en la arrogancia de creer que si se puede, nos venció la sombra del peligro existente entre puerta y puerta. Mi misterio de no saber exactamente como pasó y porque terminó, me metes en un laberinto… Ya no te encuentro y te necesito.
En el escenario de mi habitación a oscuras a la orilla de  la noche escribo esta carta. Te confieso que eres la pregunta fría que no quiero poner bajo una tumba, ¿Para qué recordarte,  después de ser dos absurdos sentados en las aceras de una ciudad impactada por todo lo que tenemos por vivir? ¿Para qué hacerlo si prefiero recostar mi cabeza sobre tu pecho y que se nos pasen las horas? Las pocas ganas de regresar a las fuertes corrientes de apasionarse con unas manos, se las agradezco al horizonte en el que se perdió tu nombre junto al mío. Quiero ir contigo hacia ningún lado, sin pasaportes, sin carreteras y sin llegar. No hay un manual creado, no sé cómo hacerlo. .. Sin corazones y sin para siempre, solo un hoy tras hoy, amándote y quemándome lento en esto junto a ti.  
No es lo que quiero en verdad. Solo quiero olvidarte ¡Ya! De una buena vez.
Aprendiz de cómo acabar con cuentos de hadas, esta no fue nuestra hora. Solo nos regalamos Abril.